“Sana, sana, colita de rana” - Instituto de la Máscara
Formación Oficial en Salud, Arte y Educación. Es una institución que articula lo psicoterapéutico, lo corporal, el psicoanálisis, el psicodrama, lo grupal, la creatividad y las máscaras. Este entramado constituye una definición conceptual y metodológica. La máscara revela y oculta a lo largo de la historia humana, lo personal, lo cultural y lo social.
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“Sana, sana, colita de rana”

About This Project

Algunos golpecitos, caídas o rasguños con un beso y abrazo detienen un llanto potentísimo y se pasa el dolor. Y el chico vuelve a correr y trepar después de esa cura de afecto.
El sufrimiento del alma o del cuerpo puede llegar a doler tanto que nada lo cura o a veces gestos de amor, caricias, contenciones lo amortiguan “en el cuerpo a cuerpo” del otro. El sufrir siempre es entre dos, el dolor físico de una herida o un infarto es de cada uno, el “otro” es fantasma que carcome y mortifica, los otros, amigo, padre, madre, hijos son testigos empáticos de ese acontecer. ¿Por qué me tocó a mi ? ¿Qué hice yo para padecer esto?
En  el sufrir hay una pérdida de la imagen de si, un descentramiento del propio cuerpo que muta a un ser sufriente incapaz muchas veces de reconocerse a sí mismo. Así como muchas veces, logra recentrarse después de  darle un lugar, una imagen dentro de su cuerpo a  ese padecer y comienza a confiar en los diversos tratamientos que otro le puede brindar. Ya sean fármacos, paños fríos o suturas bajo anestesias. En los tratamientos muy duros donde la cura tiene un costo de agresividad muy fuerte, la persona suele pagar costos muy altos para arrancar de sí ese mal y reconstruir la imagen dañada.
Lo importante es que se produjo una pérdida, un vacío, no se vuelve más a aquella imagen anterior. No porque esta sea mejor o peor sino por la ductilidad que exige modificar la propia imagen del cuerpo.
De allí que la clínica de la imagen tenga entre sus fundamentos el transitar ese vaivén de una imagen a otra, con lo cual hay que saber dejar ir y dejar entrar en la porosidad humana esa transformación.
En estos vaivenes suele ser útil trabajar con la representación del cuerpo en un dibujo, modelado, construcción con objetos etc. donde el que lo realiza puede comunicar a través de lo que denominamos el Mapa Fantasmático Corporal (MFC)(1) los lugares, intensidades y formas que su dolor adquiere en su cuerpo, no es lo mismo que lo represente como atravesado por un puñal, que con un rasgo de coloración tenue y difusa.

Fig. A Esta representación del hombre
herido, de Seudo –Galeno: Anathomia,
Inglaterra mediados del siglo XV.
Fig. B

En la figura A se ve una de las primeras representaciones de un cuerpo herido por espadas y flechas y a su vez palabras sobre ese suceder, sería un mapa que logra a través de imágenes simbolizar las heridas, expresar el sufrimiento o dolor que deben producir esas armas clavadas y ha quedado su registro en un libro de anatomía de la época.
En la figura B en cambio, se ve sobre una silueta utilizada como base que se le entrega a la persona para que represente sus sensaciones, percepciones de su cuerpo. Este hombre marca la zona de dolor sobre su hombro derecho en forma difusa y comenta que no tiene la intensidad de la herida  o de contractura muy fuerte de las que tiene habitualmente que le penetran como puñales. En trabajos anteriores habíamos utilizado la Fig. A como disparador de imágenes  para comparar con su registro perceptual de “puñales” en hombros y espalda,  varias veces reemplazó los puñales por dibujos o máscaras que le permitieron exponer su percepción y el trabajo corporal se orientó a desenmascarar esa sensación tan fuerte de puñalada.
Este día al referirse al dolorimiento suave, propio de los golpes de puños que le dio su nena de 2 años enojada porque le interrumpió un juego y su hombro sirvió de frontón, de contención. Los frontones sostenedores de golpes suelen ser facilitadotes para la descarga de energías contenidas que bloquean o “duelen” si no se expresan. A veces apaciguar un dolor o calmarlo, exacerba y acrecienta el malestar en vez de disminuirlo, como si se jugara una verdad  del orden de lo” no creíble” de la dimensión que tiene para el que lo padece, por el que trata de calmarlo,  En cambio es importante la postura corporal de soporte o sostén que se adopte para brindar el cuerpo para ser pared de contención que permita el grito, la expresión de la bronca y el enojo. “El dolor ya sea físico o psíquico  siempre es un fenómeno de límite. Siempre emerge en el nivel de un límite o bien en el límite impreciso entre el cuerpo y la psique.” Dice Nasio en su libro El dolor físico.
Este padre no quiso resignificar en imágenes, sino por el contrario, acostado en el piso apoyó su mano sobre la zona, como un intento de conservar la impronta de las manos, huellas de dejó su hija.. Comenzó a lagrimear, y por primera vez recordó cuando su padre clavó un cuchillo en la mesa en un estado de descontrol y enojo y él de seis años se refugió bajo la mesa. “Tal vez”, dijo, “de allí me viene la imagen del puñal, cuando me enojo o tenso mucho”. En la relación con su hija, él, después de la descarga ejercida sobre su hombro, fingió un llanto y dolor ante los golpecitos recibidos y ella entrando ya en la simbología social y mítica de las curas con caricias y palabras que nos identifican, le fue diciendo “sana, sana, colita de rana”
Aquí la frase  descorrió un velo que despejó una zona, y permitió desde otra gestualidad abordar la imagen del puñal.
El “sana, sana colita de rana” es una frase sanadora que se trasmite de generación en generación equivalente a un acto de amor, por la entonación de la voz que se usa, el ligero vaivén corporal de mecer que acompaña, la confianza en quien la dice, la protección que genera.

Sana, sana, colita de rana.
Si no sana hoy, sanará mañana”

(1) El Mapa Fantasmático Corporal es un desarrollo conceptual, teórico y práctico que hemos creado e implementado sistemáticamente con diferentes fines desde 1975 y se halla descrito en los libros de Mario Buchbinder y de Elina Matoso.

Publicación

Publicado en revista Kiné, la revista de lo corporal Julio 2009

Autor

Elina Matoso

Category
Textos
Tags
cuerpo, fantasmático