Edtorial Letra Viva y el Instituto de la Máscara
David Le Breton
Prólogo por Lic. Elina Matoso. Dr Mario J. Buchbinder
En estas páginas el autor rastrea el rostro humano, no sólo como los rasgos que se destacan en la identidad de cada ser, sino que va detrás de sus marcas a lo largo de la historia de la humanidad. Como el historiador, el psicoanalista o el arqueólogo que anda levantando (el hueso) para develar el misterio de la carne viva. O porque no pensar que David Le Breton es uno de los detectives de la escuela de Sherlock Holmes que de cada rastro va sacando un rostro y de cada rostro un sendero que lo lleva a otro y así, con esa rigurosidad científica y didáctica que lo caracteriza va demostrando que el rostro es la construcción simbólica donde cada cultura dejó su marca.
Los rostros son enigmas que esconden pasiones y emociones, verdades y mentiras que a veces lava una sonrisa. Son el poder de la mirada fija en la mirada del otro que es su doble, su cómplice o enemigo. Los temas que desarrolla; como la invención del rostro, o la pasión por las tipologías, o el rostro es Otro o el “cara a cara” entre otros, hilvanan un texto que juega con los enmascaramientos y des enmascaramientos que se suceden en cada acto como un despliegue de máscaras, que resultan el “mediodecir” de la cultura.
Cita el autor: “El rostro encarna una ética, exige responder por sus propios actos, de allí que la máscara no es una simple herramienta para asegurarse el incógnito, sino que revela incógnitas, sorpresas. Querer escurrirse a hurtadillas de los propios rasgos no es una intención libre de riesgos. Cambiar de rostro es cambiar de existencia.
El rostro es una cifra, en el sentido hermético del término, un llamado a resolver el enigma. El rostro que se ofrece al mundo es un compromiso entre las orientaciones colectivas y la manera personal en que cada actor se acomoda a ellas”
¿Por qué su libro comenta sobre el rostro de Dios en las diversas religiones monoteístas? Porque el rostro, en la tradición judeo – cristiana funda la unicidad, es decir la invisibilidad en las tradiciones religiosas que generan el imaginario del rostro. Se refiere a Moisés y a Jesús y va construyendo o deconstruyendo el modo en que el rostro se constituye en el orden de la cultura en relación al cuerpo y a los otros. Es que la mirada del rostro del otro sobrepasa los prejuicios fisiognomistas, más allá de las características anatómicas, para poder encontrarse con la intensidad del rostro y con el otro que tiene que ver con el uno. Es aquello que Levinas menciona en su libro como “Ética e infinito”, la libertad de encontrarse con el otro sin trabas, abre el ser a lo infinito; al desocultar el rostro deja aparecer máscaras de vida y de muerte. El ocultamiento del rostro ¿sería homólogo al ocultamiento del ser por el ente del que hablaba Heidegger y la filosofía contemporánea? No podemos dejar de mencionar, el capitulo de la Shoá y las exclusiones y discriminaciones raciales que siguen marcando este nuevo siglo. “Así como el racismo- dice Le Breton- es la manifestación de la negación del rostro en el otro”
Es imposible ignorar al arte, especialmente a la pintura, cuando va dejando los testimonios en los retratos, este período es una revolución dentro de las consideraciones de lo humano, “ya que el cosmos es expulsado del cuerpo humano. La carne que el escalpelo revela es la única posesión de un hombre integrado y separado del mundo por su cuerpo. Este se volvió el límite de su persona”…. “Se desacraliza la naturaleza, se la percibe como radicalmente diferente al hombre” .La individuación renacentista y en las capas sociales sobre todo burguesas este proceso se desarrolla paralelamente a una desilusión con respecto a la naturaleza. Es el retrato, una unidad de medida, quien pertenece a una clase social o quien es excluido carece de rostro en los atriles, es un corte entre una humanidad y otra que aflora con potencia y que reina en todo su esplendor y destrucción en la sociedad contemporánea.
De allí que el autor se plantee la importancia de las paradojas del rostro. Belleza – fealdad. Maquillar. Ocultar el rostro, poder transitar de la impasibilidad de la “caracrimen” y enfrentarse al poder o la atracción y seducción de rostros-máscaras-objetos.
Rostro-máscara es un tema clave a lo largo del libro, ya que su búsqueda antropológica social le permite ahondar en distintas culturas y etapas históricas donde el ocultar y develar propio de la máscara hace al rastreo de la rostriedad, de la expresión y configuración de los rostros, desde la relevancia y magnificencia que adquieren hasta el desdibujamiento o borramiento que expresan, como máscaras cuya vigencia o derrumbe se enlaza con la comunidad de pertenencia.
Cada autor a medida que investiga, las raíces y ramificaciones de la lengua en que la que trasmite su obra enfrenta interrogantes, que sin duda, quedan impresos en sus palabras. La etimología de “visage” es “rostro”, cara, faz, semblante. Expresión del rostro. Apariencia. De origen latino; video, es, ere, visum. Visus, participio pasivo de videre” lo que es visto” hace referencia a la facultad de ver, así como “visitar, objeto puesto a la vista”, y vis à vis: “cara a cara” y dévisager”: puede traducirse como “desfigurar”, “romper la cara”
David Le Breton logra en este libro romper algunos paradigmas, desfigurarlos, poner cara a cara, rostros y máscaras, para adentrarse en la problemática de lo humano a través de Des visages